Ojiplático reportaje que aparece hoy en La Opinión de Tenerife, bajo este titular:
El barrio santacrucero de La Gallega todavía no se ha recuperado de la consternación causada por la trágica muerte de Néstor Aquiles Navarro, de 3 años. El niño víctima del ataque de un perro american pitbull terrier propiedad de su padre fue enterrado ayer en la intimidad de su desolada familia.
Después de esto, y como amenaza anuncia la entradilla, el redactor se olvida del triste suceso y comenta las carencias de la zona, con ayuda de las declaraciones de varios vecinos:
Desde el nacimiento del núcleo, sus residentes reivindican «que no se convierta en una de las zonas más olvidadas» de la capital. Han sido varias las asociaciones de vecinos que han pretendido aunar objetivos pero, como relatan algunos residentes de toda la vida, «los intereses de unos y de otros que han hecho que fracase el movimiento vecinal».
Y así durante los siguientes cinco párrafos (es decir el resto de la noticia) relatan historias sobre como viven algunos residentes de la zona, las dificultades que encuentran, su situación laboral, etc… ¿y sobre el suceso del perro? Nada más.
¿Por qué este batiburrillo se titula entonces «La Gallega después de la tragedia«? ¿Es que antes del triste suceso no existían los problemas que relatan los vecinos? ¿Tan faltos de noticias estamos para perpetrar cosas así?
Al golpito 